Originalmente iba a contar el origen de la expresión “no dar abasto” (de ahí el título del boletín), pero el que no da abasto soy yo y me parecía demasiado corta para un boletín entero (y mira que la de hoy ya es cortita).
No me libro de ciertos espectros que me siguen y de cuyo yugo parece que no me libro o no me quiero librar. Me explico: repito errores, busco los mismos rasgos, las mismas miradas, tengo conversaciones que quiero tener con otra persona pero con otra distinta y un largo etcétera de instintos que ya son casi inherentes a mi persona y que me han quedado a fuego, grabados como una maldición.
De las veinticuatro horas que tiene el día, veintitrés descreaba (too mucho dungeons & dragons, sorry not sorry) todo lo que me ata, recuerda, entristece o alegra de esos años; la hora restante es en la que escribo y en ese ámbito pareces ser una fuente inagotable. Inagotable aunque ya requiera buscar en un archivo perdido de historias de una red social para poder enseñar tu cara.
Hasta el momento, mi memoria no tiene un proyector, sólo un par de palabrejas.
P.
Un poco de historia: Noche toledana
La realidad es que a día de hoy se uso para presentar una noche de desfase duro, pero originalmente la expresión “noche toledana” se utilizaba para referirse a esas noches en las que nos cuesta conciliar el sueño.
El origen histórico es bastante más oscurito, y yo os lo voy a contar.
Corría el año 812, en Toledo gobernaba un cruel joven que respondía al nombre de Jusuf-ben-Amru. En cierto momento y en respuesta a la naturaleza de su mandato, un motín provoca que este fuese decapitado por el propio pueblo.
La cosa no acaba ahí. Su padre, Amru, se vengó ampliamente haciendo lo propio con las cabezas de todos y cada uno de los nobles de la ciudad, a los que invito antes a un banquete para juntarlos.
Noche larga, eso sin duda.
Nuestro silencio
"He aprendido que el silencio se hace cada vez más raro."
(DESPISTAOS)
Ha llovido tanto desde la última vez
que creo que ya no recuerdo tu voz, tu manera
tan orgánica de exhalar el humo del cigarro,
esa mirada sostenida que sostenía hasta el tiempo
si el segundo pendiente era en la oreja izquierda o en la derecha.
Ha pasado tanto tiempo desde el último verano
que ya casi no recuerdo que te había olvidado.
Y la vida ha seguido como predijimos
nos volvimos a enamorar, abrazamos la ilusión como a una vieja amiga
también cedimos al hastío y nos volvimos a decepcionar
llenamos de ruido el vacío que nos dejamos.
Han pasado tantas cosas y tantas cosas han cambiado
que he aprendido que el silencio con el tiempo
sólo se hace cada vez más raro,
no han inventado cansancio que le pueda a este imaginar lo que pudo haber sido,
no puedo evitar recordarte en momentos en los que nunca estuviste,
echarte en falta cuando mejor estoy porque no sé a quién contárselo
y esconderme detrás de unos ojos cerrados por la esperanza de que la broma se acabe
y esta sea la vez que estés cuando los vuelva a abrir.
Que se carguen al silencio y que no vuelva a escucharlo
no quiero más vida de postal triste
estoy harto del simulacro de felicidad al que me aferro,
de haberle dado tanto poder a un sueño tan vacuo,
de dejar que pisaras sobre lo que fue cemento fresco
y haberte dejado marchar sin importar que fueses a quedar grabada para siempre.
El silencio son los ecos que he dejado para ti,
el silencio es esta columna de humo que se ve desde donde quiera que estés,
el rastro de migas de pan y el amor de la abuela,
el silencio es no explotar en tus manos,
el silencio es escribir poemas porque no sé escribir gritos,
el silencio es hacer de tu ausencia un oficio,
el silencio es no pensar,
es lo que queda si te vas.
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